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La E de Barnard

Hoy os hablaré de la E de Barnard. Siempre me han atraído las nebulosas oscuras, pero hasta ahora no me había centrado en fotografiar una en concreto. Solamente las imágenes de gran campo obtenidas con el objetivo fotográfico de los campos estelares de la Vía Láctea habían mostrado parcialmente la belleza de estas nubes de gas y polvo tan densas que impiden que la luz de las estrellas situadas detrás de ellas lleguen hasta nosotros.

Durante este fin de semana decidí fotografiar mi primera nebulosa oscura, y me decanté por una muy especial «La E de Barnard».  Su designación oficial es B142 y B143 ya que en realidad son dos nebulosas de absorción situadas en la constelación del Águila. Al encontrarse frente al poblado campo de estrellas del brazo de nuestra Vía Láctea su contraste es evidente. Se encuentran a unos 2000 años luz de nosotros, alejadas de cualquier estrella que pueda ionizar su gas, por eso no brillan.

La imagen ha sido obtenida con el TS65APO y la Canon 1000D sobre montura CG5-GT de Celestron. Para el guiado un tubo EZ60 y la QHY5 controlado con PHD Guiding. Son 18 imágenes de 600″ con flats, darks y bias.

El procesado se ha hecho con DSS y Startools pasándole un SCNR final con Pixi LE. El procesado final es sencillo y complejo a la vez. Complejo por la gran cantidad de estrellas que hay en el campo, sencillo porque a parte del estirado de histograma, la eliminación de gradientes y el contraste poco más se puede hacer sobre una nebulosa oscura, al menos con esta focal tan corta.

Edward Emerson Barnard

La historia de Barnard es fascinante. Nació en Nashville, Tennessee, el 6 de diciembre de 1857 y quedó huérfano de padre al poco tiempo. No pudo permitirse una educación formal y a la pronta edad de 9 años comenzó a trabajar como ayudante de un fotógrafo de su ciudad, lo cual le marcaría profundamente en su vida. Pudo aprender los secretos del oficio y ganarse la vida honradamente a la par que disfrutaba con su trabajo y aprendía de óptica. Encargado de la ampliadora solar, un aparato que servía para fotografiar el Sol, se convirtió en un experto en las técnicas fotográficas y, con el tiempo, llegaría a convertirse en pionero de la fotografía celeste.

Con 19 años construyó su primer telescopio, un refractor de 127mm y con él descubrió varios cometas. De hecho, el primero de ellos no lo llegó a comunicar, tal vez preocupado por que no le tomaran en serio debido a su falta de estudios, algo que le sucedería en más ocasiones. No obstante, gracias a la recompensa que obtuvo por el descubrimiento de cometas pudo comprar su primera casa.

Barnard con uno de los telescopios del Observatorio Lick

El carisma de Barnard, su ilusión y sus logros no pasaron desapercibidos para la comunidad de astrónomos aficionados, que organizaron una colecta para pagar sus estudios universitarios en la Vanderbilt University de Nashville. Se graduó a los 30 años de edad y comenzó a trabajar en el observatorio de Lick.

Durante sus años en el observatorio observó una nova, de la que dedujo que era una explosión estelar. También descubrió la quinta luna de Júpiter, Amaltea, todo ello trabajando visualmente, lo cual nos indica que Barnard debía tener una capacidad visual sobresaliente y un método muy trabajado. En el año 1892, mientras estaba revelando fotografías tomadas con un telescopio, observó la existencia de un nuevo cometa, el primero que fue descubierto por métodos fotográficos.

Su creciente fama entre la comunidad le permitió trabajar para la Universidad de Chicago en el observatorio Yerkes, con el mayor telescopio de la época, un refractor de 101cm de apertura.

Barnard descubrió la estrella compañera de Vega, llegó a apreciar cráteres en Marte, descubrió varias estrellas variables y aplicó sus conocimientos fotográficos a la astronomía. Así descubrio una pequeña estrella roja con movimiento propio, la tercera más próxima a la Tierra ( que hoy conocemos como estrella de Barnard). Pero sobre todo hoy conocemos a Barnard por el extenso catálogo de objetos de cielo profundo que nos dejó, con más de 336 nebulosas oscuras y campos estelares.

Barnard recibió la Medalla de Oro de la Royal Astronomical Society en 1897 y en 1917 recibiría la prestigiosa Medalle Bruce.

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