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- Turismo astronómico

Cielos de Cabañeros

Este pasado finde salimos lejos de Madrid a disfrutar de cielos oscuros. A poco más de 2 horas en coche de Madrid, en la provincia de Ciudad Real, se encuentra el Parque Nacional de Cabañeros y ahí nos dirigimos con todo el coche lleno de bártulos astronómicos (telescopio, cámaras, ordenador, baterías… menudo lío).

Llegamos el viernes al atardecer y después de acomodarnos en nuestro alojamiento dimos cuenta de los bocatas que nos habíamos llevado hechos de casa. Salir de la ciudad ya es un alivio para la mente, enseguida el cuerpo agradece la tranquilidad del campo y el aire puro que se respira en las montañas. Como ese día habíamos trabajado y estábamos algo cansados montamos el telescopio cerca del alojamiento, con la intención de recogernos pronto. En cuanto desapareció el Sol ya empezaron a verse las primeras estrellas, Arturo prácticamente en el cenit, Porrima que hacía un espectacular dueto con el planeta Saturno, la constelación de la Osa Mayor, Vega… empecé la puesta en estación y preparé la cámara de fotos. Cuando el cielo estaba más oscuro pudimos observar el paso de la ISS y un par de iridiums, también vimos algunos otros satélites que no identificamos. El cielo era realmente oscuro, solo molestaban un poco las luces del pueblo que teníamos cerca pero si te ponías de espaldas a ellas no suponían gran problema. De hecho no tardamos en ver la Vía Láctea elevándose majestuosamente… cuanto tiempo sin verla así de nítida, creo que después de Canarias y Las Hurdes éste es el mejor cielo que he visto en mi vida.telescopio20110624

Nos ponemos a observar algunas nebulosas como La Laguna o la Trífida. También echo un vistazo a M13 a través del Zoom Hyperion que he comprado recientemente y disfruto contemplándolo con diferentes aumentos sin cambiar de ocular ¡Que gozada y que nítido que se ve! Después de un buen rato de observación me dirijo hacia el norte (pasando por Albireo, parada obligatoria en estas fechas) con destino a la Galaxia de Andrómeda. Desgraciadamente las luces del pueblo y un poquito de contaminación lumínica (¿De Madrid o Toledo?) enturbian un poco la imagen que no me resulta tan espectacular como la que observé en Soria durante AstroTiermes (y ya no volverá a ser igual después de observar por el cañón dobson de 50cm que tenían allí, por supuesto).

Estamos muy cansados y son demasiadas emociones para una noche de observación después de un día de trabajo así que monté la cámara en el telescopio y dejé haciendo fotos en piggyback a la Vía Láctea. Sobre las 2 y media de la madrugada decidimos recoger, al fín y al cabo la luz de la Luna ya se dejaba intuir por el horizonte y pronto quitaría protagonismo a las estrellas.

Al día siguiente nos levantamos muy tarde. A eso de las 12:00 y porque el calor apretaba, sino no sé qué hubiera sido de nosotros. Nos dimos una ducha y sin desayunar siquiera cogimos el coche para dar una vuelta por los alrededores de la comarca y comer un buen churrasco ¡Hay que alimentarse para cargar luego con el trípode y el telescopio!

El día estaba bochornoso, una ola de calor llegaba a la península y traía aire sahariano, la calima era palpable… y por la noche la situación no mejoró. Las luces del pueblo que ayer se veían nítidas hoy aparecían apagadas por la humedad y la calima. Esto no nos desanimó en absoluto a la hora de salir a observar con el telescopio. Cogimos el coche y nos alejamos un poco del pueblo para poder estar totalmente a oscuras. Llegamos a una finca donde había unos simpáticos caballos y un burrito y nos plantamos en un rellano a unos metros del camino. Montamos el telescopio y todo el equipo.

Esta noche me había traído el equipo de autoguiado y me puse a preparar todo meticulosamente, la puesta en estación, el enfoque… la falta de práctica hizo que me llevara casi una hora poder empezar a disparar fotografías y cuando por fin me pongo a fotografiar la Nebulosa de la Laguna me encuentro con unas estrellas poco puntuales ¿Y esto? El caso es que unas estrellas aparecen más puntuales que otras y el sistema de autoguiado en principio está funcionando bien ¿Será cosa de una mala colimación del telescopio? ¿Una mala alineación del tren óptico entre la cámara y el enfocador? El caso es que un poco desilusionado saco algunas fotografías, pero de no más de 2 minutos de duración y con esa aberración palpable.

Afortunadamente la preocupación me dura poco, justo el tiempo que tardo en deleitarme con la contemplación de la maravillosa Vía Láctea que esta noche incluso parece que brilla más. ¡Como echo de menos un Dobson en estos momentos! Nos maravillamos observando las estrellas y reconociendo las constelaciones, de vez en cuando vemos pasar alguna estrella fugaz, el relax es total y las preocupaciones… ¿Que preocupaciones? Damos cuenta de unos bocadillos mientras comento a Diana que da la sensación de estar bajo una enorme bóveda de kilómetros de altura, la sensación de tridimensionalidad es total.

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Mientras reviso las fotografías que estoy tomando me doy cuenta de que atraídos por la luz del portatil algunos insectos se han posado en la pantalla. Los espanto con un soplido y apago la pantalla para que no molesten… y en ese momento unas diminutas luces fluorescentes aparecen en el suelo, en la mesa, incluso en mi camiseta… ¡Son luciérnagas! Nuestras amigas nos acompañarán el resto de la noche como si quisieran sumarse a la fiesta de las estrellas con el brillo de sus cuerpos.

Cerca de las 3 de la madrugada me quedo sin batería en el portátil (una cosa muy rara porque le quedaban un par de horas y de repente la batería ha bajado drásticamente). Sin darme oportunidad de realizar darks ni flats (el intervalómetro de mi cámara ha pasado a mejor vida) me veo obligado a recoger el equipo un poco frustrado. La observación visual ha sido maravillosa a simple vista y con prismáticos pero la astrofotografía ha sido todo un fiasco.

Con la luz de la Luna cerrando de nuevo la jornada de observación damos por finalizada la observación y nos volvemos a nuestro hospedaje con unas imágenes en nuestras retinas que no necesitarán procesado posterior, no lo necesitan.

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Autor: Roberto Ferrero

Roberto Ferrero es miembro de las agrupaciones astronómicas Madrid Sur y AstroHenares. Astrofotógrafo desde el año 2009, sus trabajos han sido publicados en varias revistas especializadas como "Astronomía", Sky&Telescope y Astronomy, además ha contado con varias publicaciones en el AAPOD. En 2020 fue el ganador del V Concurso Internacional de Astrofotografía de Calar Alto. Monitor de astroturismo, divulgador FAAE y responsable de Turismo Estelar, portal web de turismo astronómico.
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